La gestión de la innovación se convierte en una necesidad para todo tipo de empresas, independientemente de los medios de que dispongan. La realidad demuestra que la innovación se traduce la mayoría de las veces en una mejora continua de productos y/o procesos ya existentes. Se convierte en un instrumento directivo de primera magnitud e importancia, capaz de contribuir al éxito y desarrollo de la empresa que inicia con la generación de una idea y finaliza con su lanzamiento al mercado.
Se establece que la capacidad de innovar crea un recurso más de toda empresa al igual que sus capacidades financieras, productivas y comerciales que debe ser gestionado de una manera estricta y eficiente. Por otro lado, se menciona que para aumentar la capacidad de un proceso se debe de fijar lo que se quiere controlar; en el proceso de innovación, la unidad de control, es el proyecto.
Un problema frecuente es que la gerencia muchas veces es la que decide, de un manera aislada, que nuevos conceptos desarrollar sin contar con la participación de otras áreas de la empresa. La innovación es un proceso que relaciona área de conocimiento de todo tipo como: el MKT (marketing), diseño, I+D (Investigación y desarrollo) y entre otros.
El proceso de la innovación se puede dividir en cinco actividades básicas:
a) Generación de nuevos conceptos
b) Redefinición de los procesos productivos
c) Desarrollo del producto
d) Redefinición de los procesos de comercialización
e) Gestión del conocimiento y de la tecnología
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